Cuenta la leyenda que en el siglo X, durante el reinado de Malcom I de Escocia, los normandos se acercaron a los combatientes escoceses, aprovechando la oscuridad de la noche para sorprenderlos y obtener una fácil victoria.
Sin embargo, uno de los intrusos pisó un cardo y, al no poder soportar el dolor que sintió, gritó con todas sus fuerzas provocando que los escoceses despertaran y empuñaran sus armas contra los atacantes, a los que vencieron.
Desde entonces, el cardo es el emblema nacional de Escocia aunque, ya desde el siglo VIII existía, entre los escoceses, la Orden del Cardo, cuyo lema era: "Nadie me provoca sin ser castigado".
Sin embargo, uno de los intrusos pisó un cardo y, al no poder soportar el dolor que sintió, gritó con todas sus fuerzas provocando que los escoceses despertaran y empuñaran sus armas contra los atacantes, a los que vencieron.
Desde entonces, el cardo es el emblema nacional de Escocia aunque, ya desde el siglo VIII existía, entre los escoceses, la Orden del Cardo, cuyo lema era: "Nadie me provoca sin ser castigado".
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