Una leyenda de la baja Edad Media cuenta la historia de San Leonardo, protegido del rey Clodoveo de Francia, que dedicaba su tiempo a tratar de aliviar las penas de los enfermos.
La vida en la corte disgustaba tanto al santo que un día decidió dejarla e irse a vivir en una choza en el bosque, alabando a Dios constantemente por su generosidad y por los maravillosos regalos que la naturaleza le ofrecía.
Un buen día, recibió la provocativa visita del diablo en forma de dragón. Un duelo debería decidir quien sería el dueño del bosque.
La lucha duró tres días, hasta que el santo consiguió hundir su cruz en las fauces del dragón. De la sangre que derramó el dragón brotó hierba venenosa; de la que perdió San Leonardo, creció muguete.
En Francia, los enamorados se obsequian con esta flor para desearse suerte.
La vida en la corte disgustaba tanto al santo que un día decidió dejarla e irse a vivir en una choza en el bosque, alabando a Dios constantemente por su generosidad y por los maravillosos regalos que la naturaleza le ofrecía.
Un buen día, recibió la provocativa visita del diablo en forma de dragón. Un duelo debería decidir quien sería el dueño del bosque.
La lucha duró tres días, hasta que el santo consiguió hundir su cruz en las fauces del dragón. De la sangre que derramó el dragón brotó hierba venenosa; de la que perdió San Leonardo, creció muguete.
En Francia, los enamorados se obsequian con esta flor para desearse suerte.
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